Nutrición
QUÉ NOS DICEN LAS ETIQUETAS “SIN”
Por
Griselda Herrero Martín
Post #29

La publicidad funciona y la industria alimentaria lo sabe. Un producto puede estar en una estantería y nadie saber de su existencia pero como aparezca en televisión, radio o se lo veas al personaje famoso del momento, el producto se agota de las baldas del supermercado. Hace 40 años podías ir a la tienda del barrio y pedir una lata de tomate, un bote de mayonesa o una conserva de atún y no tenías la duda porque no tenías que elegir entre varias opciones: sólo había una. En la actualidad podemos encontrar decenas de variedades de un mismo producto y todas compitiendo con reclamos publicitarios de lo más llamativos. Vamos a intentar simplificar los puntos más importantes para que no volverse loco en el supermercado cuando vemos en la etiqueta la palabra “SIN”.

“Sin grasas”. El producto tiene menos de 0,5 gramos (g) de grasa por cada 100 gramos de producto final. En el caso de “Sin grasas saturadas”, menos de 0,1 g. Si en la etiqueta encontramos la inscripción “bajo contenido” en grasas, el alimento debe de tener 3 g máximo para los sólidos y 1´5 g máximo para los líquidos. Al igual que pasaba anteriormente, si en la inscripción encontramos “bajo contenido en grasas saturadas” debemos de saber que la suma de ácidos grasos saturados y trans debe ser inferior a 1`5 g o menor del 10 % del valor energético.

“Sin azúcar”. Para que un producto pueda poner en su envase estas palabras, no debe de superar los 0`5 g cada 100 g de producto. Si nos encontramos el rótulo de “bajo contenido en azúcar” no debe de superar los 5 g, es decir, como máximo un terrón de azúcar. Aunque también nos podemos encontrar, y cada vez es más presente, el mensaje “sin azúcar añadido”. En este caso, solo se refiere a que no se ha añadido artificialmente azúcar, pero puede contenerla de forma natural. Además, suele contener endulzantes calóricos para mantener el dulzor. ¿Es más saludable un producto sin azúcar añadido? No. Si encuentras un producto y no tiene azúcares añadidos pero te resulta dulce, es muy probable que esté hasta arriba de edulcorantes.

“Sin sal”. La mayoría de la sal que consumimos proviene de alimentos ultraprocesados. En el etiquetado puede venir la cantidad de sal (cloruro sódico) o la cantidad de sodio (Na). Para que un producto pueda poner en su envase “sin sal” este de de tener 0`005 g de Na cómo máximo por cada 100 g de producto. En las conservas es muy frecuente encontrarnos la inscripción “bajo en sal” o “sin sal añadida”. Para ello el producto debe de tener menos de 0`12 g de sodio o menos de 0`004 g si la inscripción dice “muy bajo en sal”. Para hacer la conversión de sal a sodio debemos dividir por 2,5.

El carácter saludable de un producto no lo define un ingrediente aislado, sino el conjunto de ellos, el consumo que se haga del mismo y otros factores que lo componen. Evita elegir un producto porque contenga la palabra “SIN”, pues esto no lo hace mejor en sí mismo.

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