El inminente inicio de la Segunda Guerra Mundial llevó a Pablo Picasso a abandonar París y trasladarse a Royan. Junto a su amante, Dora Maar, Jaume Sabartés y la esposa de este, se instaló en esta pequeña localidad de la costa atlántica francesa a principios de septiembre de 1939, poco antes del inicio de la guerra. Los retratos de Dora Maar constituyen uno de los momentos álgidos de la carrera artística del artista.