Miquel Barceló presenta treinta cerámicas, trece pinturas, cuarenta y dos acuarelas, seis cuadernos de viaje y una pequeña escultura; así como una instalación compuesta por siete bronces de gran tamaño.
Barceló es portador de una enorme vitalidad y allí donde se encuentre hace suyos los lugares en los que planta su estudio, llevando consigo la gran tradición pictórica europea. Utiliza gran variedad de materiales, a veces poco ortodoxos, tanto orgánicos como inorgánicos.