OTOÑO CULTURAL IBEROAMERICANO OCIb 2018.

La Colección Botí reúne más de 150 obras del pintor onubense Daniel Vázquez Díaz, que son expuestas en el marco del OCIb 2018 en Huelva y en Nerva, su localidad natal. Con la colaboración de la Fundación Rafael Botí y de la Fundación Vázquez Díaz.

La personalidad como la trayectoria artística del pintor nervense Daniel Vázquez Díaz (1882-1969) hacen de él sin duda alguna, una ineludible figura del arte español siglo XX, habiendo desarrollado un relevante papel en lo que se refiere a la modernización de la pintura a nivel nacional. Pero su figura resulta también de especial interés, en cuanto se refiere a su implicación en diferentes episodios creativos protagonizados por el artista, sobre todo en lo que se refiere a los procesos de inserción institucional de los lenguajes pictóricos europeos. Además, hemos de tener en cuenta, que fue Vázquez Díaz uno de los más importantes impulsores de la renovación artística, dando a conocer a través de su pintura tanto el postimpresionismo como las tendencias cubistas en España.

Perteneciente a la misma generación que Picasso, siendo un año menor de edad, es en la primera mitad del siglo cuando concretamente su actividad pictórica ejerce un mayor desarrollo e influencia en el mundo artístico. Hasta el punto de contar en su haber una estela de discípulos y seguidores que han llegado prácticamente hasta nuestros días. Reconocedores, de hecho, de su influencia tanto como artista como maestro. Hacia 1928 se le encarga el proyecto de los frescos murales del Monasterio de La Rábida, uno de sus trabajos más relevantes y definitivos de mayor impacto. Como se ha dicho, fue como artista "muy antiguo y muy moderno" a la vez. Pintor oficial de la República y el Franquismo, sus frescos sobre el Descubrimiento fueron catalogados como ejemplo de una autárquica "estética nacional"; pero, a pesar de las dificultades, en los años cincuenta desplegó al máximo su papel de prócer artístico ejerciendo gran influencia en el medio artístico nacional.

En su biografía se condensan varios momentos creativos que van desde los años de formación sevillanos y madrileños, basados en un naturalismo centrado en figuras más o menos castizas y el pleinairismo naturalista en relación con el paisaje; para luego, pasar por las asimilaciones de la pintura de Ignacio Zuloaga, hasta llegar a París. Entonces la meca de todo artista que se preciase. Desde el año 1906 permanece en París hasta el año 1918, en que vuelve definitivamente a España instalándose en Madrid.