IDIO CHICHAVA/CIE CONVERGE+
El coreógrafo mozambiqueño Idio Chichava explora la expresividad del cuerpo y celebra la vida con Vagabundus, una pieza impulsada por el impacto explosivo de la danza y las voces.
En su sentido etimológico, el vagabundo es aquel que viaja, el hombre errante que no tiene un destino inscrito, buscando siempre un lugar donde establecerse o continuar su viaje. También existe su significado peyorativo, de bandido, de holgazán. Yo juego con este doble significado. La pieza también está ligada a mi regreso a Mozambique, después de catorce años en Francia donde me hice pasar por turista. Idio Chichava.
En Vagabundus trece artistas bailan frenéticamente y cantan a todo pulmón, como en éxtasis. Se mueven como un solo cuerpo en escenas que a veces recuerdan la vida en la calle, a veces una procesión. A veces, uno u otro se escapa y luego, tiernamente, se reintegra en el grupo.
El coreógrafo Idio Chichava se inspira en los movimientos migratorios y los rituales de danza del pueblo Makondé, que vive principalmente en Mozambique y los países vecinos. Según él, sólo los cuerpos que bailan y cantan simultáneamente se expresan plenamente y pueden existir en sinergia con los demás.
Vagabundus describe la vida como un constante encuentro y reagrupamiento y la migración como un viaje que puede ser emocional, espiritual y colectivo. Se cantan canciones tradicionales y contemporáneas de Mozambique, superpuestas con motivos góspel y barrocos. Con una puesta en escena refinada, conducida en su totalidad por el impacto explosivo de la danza y las voces, Chichava explora la expresividad del cuerpo y celebra la vida devolviéndonos a nuestra verdadera identidad. Un espectáculo deslumbrante que resalta la capacidad de la comunidad para fortalecer nuestra identidad, un espectáculo colectivo conmovedor que despliega el canto y la danza como medio de resistencia y como ritual de supervivencia.
El coreógrafo mozambiqueño Idio Chichava muestra la migración a través del prisma del cuerpo. A menudo considerada voluntaria o forzada, es una ola invisible, un flujo humano. El migrante es el nómada de hoy, el colono, el descubridor, pero también el vagabundo.
Según Chichava, el cuerpo que baila y canta simultáneamente se considera “un cuerpo global”, como si fuese una condición humana natural olvidada. Una explosión que no necesita decorados ni vestuario elaborados o efectos de iluminación para llegar al público. Para el coreógrafo, las dimensiones emocionales de la danza son lo más importante.