Funny Games (Michael Haneke, 1997) supuso el primer gran éxito internacional del
reputado director austriaco, consolidándolo como una figura clave del cine
contemporáneo. La cinta impactó por su crudeza e innovador uso del lenguaje
cinematográfico, rompiendo la cuarta pared, cuestionando la complicidad del
público ante el horror y desafiando al espectador con su representación de la
violencia y la manipulación mediática. Un antes y un después en la carrera de Haneke
y en el género de terror, anticipando su posterior reconocimiento mundial.
Sinopsis: Anna, Georg y su hijo Georgie van a pasar las
vacaciones a su bonita casa a orillas de un lago. Sus vecinos
Fred y Eva han llegado antes que ellos. Las dos parejas
quedan para jugar al golf al día siguiente. Mientras padre e
hijo preparan el velero, Anna prepara la cena. De repente,
Peter, un joven muy educado que se aloja en casa de los
vecinos, se presenta para pedir que le presten algunos
huevos.