Nutrición
¿Puede ser saludable si es fast food?
Por
Griselda Herrero Martín
Post #26

La respuesta no es tan sencilla como parece. Veamos por qué. 

En primer lugar, cuando hablamos de fast food se nos viene a la cabeza el típico local de comida rápida (hamburguesas, pizzas, perritos, etc) en el que no sólo el servicio es rápido sino también la forma de comérselo. En este caso, la calidad nutricional de lo que se ingiere (no sabría si denominarlo comida o producto comestible) es bastante baja, y suele ir acompañada de salsas, bebidas azucaradas o edulcoradas (que tampoco nos hacen mucho bien), postres y un ambiente que anima a comer rápido, lo cual no ayuda en nada a sentir la saciedad y dejar de comer antes de lo que suele hacerse. En definitiva, en poco tiempo nos llenamos de grasas poco saludables, sal, azúcar y harinas refinadas. En este caso, podríamos afirmar que la comida rápida no es saludable y que consumir este tipo de alimentos está relacionado con un mayor riesgo de obesidad y otras enfermedades crónicas no transmisibles como diabetes, hipertensión, etc. Las familias con niños tienen un mayor consumo de comida rápida, según un estudio de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Minnesota. El motivo principal es la publicidad dirigida expresamente a los pequeños con regalos y sorpresas, la palatabilidad de los platos (que lleva a querer consumir más cantidad y con mayor frecuencia), así como la comodidad de poner el menú delante de ellos con la certeza real de que “la comida” no va a ser rechazada.  

Pero por otro lado, también podemos encontrarnos otro tipo de fast food: las tapas (una elaboración casera que se come incluso de pie en la barra de un bar), los food trucks (pequeñas furgonetas que ofrecen platos innovadores o típicos de cualquier rincón del mundo y que puedes comer de pie o sentado en un parque sintetizando un poco de vitamina D). Ya en tiempos romanos y por toda la vertiente mediterránea era común encontrar puestos que ofrecían falafels o samosas para tomar de pie. Es más, podemos incluso convertir un plato típico de comida basura en saludable, elaborándolo con ingredientes de calidad y acompañándolo con otros elementos en lugar de fritos, refrescos o dulces. En esta ocasión estaríamos delante de comida rápida saludable.  

Por tanto, que el fast food sea o no saludable no sólo depende de cómo se coma, sino de lo que se coma y del contexto que lo rodea.  

Aparecerán nuevas modas y nos olvidaremos de los restaurantes de comida basura pero mientras persistan tal vez tengamos que hacer un consumo responsable más que saludable, y tratar de ir cambiando nuestro concepto de la comida rápida. 

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