¿Qué te motivó a escribir La 2ª lista de mis deseos? ¿Por qué y cuándo decidiste continuar la historia de Jocelyne?
Era la primavera de 2020. Estaba en Nueva York y, de repente, la ciudad que nunca duerme estaba más que dormida. Aturdida. Casi muerta. Las calles estaban vacías, silenciosas. Incluso el viento parecía no querer hacer ruido. En ese momento, estaba escribiendo un libro íntimo sobre el drama que viví de niño cuando algo en mí comenzó a crecer. Las ganas de vivir. De reír. De abrazar a alguien. Fue entonces cuando pensé en Jocelyne, ese personaje tan fuerte que con el tiempo se ha convertido en una persona real, alguien por quien me preguntaban en las ferias del libro o en los encuentros en las librerías. Me di cuenta de que, con ella, no solo podía soportar el silencio del exterior, sino, sobre todo, recuperar mi parte alegre, mi parte viva. Entonces decidí recorrer un tramo del camino con ella, saber qué había sido de ella desde sus desventuras, y fue una escapada maravillosa.
¿Tuvo experiencias personales o escuchó historias reales que inspiraron el desarrollo de esta novela?
Me hubiera encantado ganar dieciocho o incluso cinco millones en la lotería para inspirarme, ¡pero no sucedió! Leí algunas historias de ganadores en los periódicos, pero a menudo son tristes y fue esta desolación la que me conmovió y la que utilicé para algunos personajes del libro. Pero sobre todo creo en la imaginación y es ella la que me ha llevado a esta historia. Es tan divertido y desestabilizador imaginar lo que haríamos con semejantes sumas de dinero.
Uno de los mensajes más poderosos del libro es que «el dinero no puede comprar la felicidad, pero puede quitártela». ¿Por qué crees que este tema sigue siendo tan relevante?
Como dice un personaje anónimo al final del libro: «El dinero permite comprar muchas cosas: un libro, pero no el conocimiento. Placer, pero no el amor». Creo que le pedimos al dinero lo que no puede dar, así que nos imaginamos que siempre se necesita más para lograr nuestros objetivos.
Estamos en un mundo en el que todas las imágenes se refieren al dinero, no como medio de una transacción, sino como un fin en sí mismo. Escucha las palabras de los raperos. Mira las series de televisión. La publicidad. La moda. Los famosos. Las redes sociales. Todo el mundo busca un lugar bajo el sol. Algo que brille. Oro. El dinero es la mejor manera que ha encontrado la sociedad para subyugar a los pueblos. Así que olvidémonos un poco de él y tratemos de volver a hablar de amor. Contemos nuestros amigos, no nuestro dinero. Ahí está la verdadera riqueza.
El personaje de Jocelyne experimenta la traición, la pérdida, la redención y el amor. ¿Qué querías mostrar a los lectores con su viaje personal?
Si no he ganado millones, como acabo de decir, que me hubieran inspirado para este libro, he tenido mi propia ración de desgracias. Y es lo que me gustaría compartir, y no soy el primero en hacerlo -lo cual es alentador-, es que uno puede recuperarse de casi todo. Jocelyne fue traicionada por su marido, rechazada por su hijo, empezó a odiar el amor, se retrajo, y se cerró hasta el día en que tuvo el valor de dejar que el viento de la vida y la luz de la esperanza se colara en ella.
El guionista de cine francés Michel Audiard escribió que le gustan las personas con defectos porque dejan pasar la luz. Bueno, amemos nuestros defectos, apreciémoslos, también nos salvarán.
¿Cómo surgió la idea del Club Anónimo de los Ganadores?
Oh, eso es cosa de novelistas. Me preguntaba con quién podría hablar Jocelyne de sus desgracias por ser «rica», porque una vez que eres rico ya no puedes tener preocupaciones. La gente piensa que el dinero lo resuelve todo.
Ya no tienes derecho a quejarte. Así que se me ocurrió esta idea, basada en el modelo de AA, en la que gente rica o muy rica se reúne una o dos veces al mes y comparte sus desventuras, y estas van desde muy divertidas hasta muy tristes. Pero todos están de acuerdo en una cosa: lo que cada uno deseaba íntimamente no tenía nada que ver con el dinero.
Hablas mucho del valor de las pequeñas cosas frente al peso del dinero. ¿Crees que vivimos en una sociedad que ha olvidado valorar estas cosas sencillas?
¿Cuánto vale una sonrisa?, ¿cuánto vale una mirada que te encuentra guapo?, ¿una mano que se tiende para ayudarte?, ¿cuánto vale una magnífica puesta de sol?, ¿las palabras reconfortantes de un amigo?, ¿la estrofa de una canción que te conmueve?, ¿cuánto vale la belleza de una peonía? Sí, nos hemos olvidado de todo eso, y nuestra vida se ha empobrecido.
¿Cómo han reaccionado los lectores a la reedición de la historia de Jocelyne? ¿Les basta con saber cómo continuó su vida?
Con incredulidad, al principio porque han pasado más de diez años entre los dos libros. Y luego, una vez pasada la sorpresa, una alegría inmensa. La misma que te invade las entrañas y el corazón cuando encuentras a un amigo que creías perdido. Fue un reencuentro maravilloso, sobre todo porque todo el mundo quería saber qué había sido de ella, qué había hecho con los quince millones que le quedaban, si había vuelto a encontrar el amor, la forma en que Jocelyne regresó y los valores que defiende; su generosidad, empatía y humor encantaron a sus fieles lectoras.
¿Qué te gustaría que los lectores se llevaran después de haber cerrado tu libro?
Amar. Es gratis. Y te hará rico en todo.
Grégoire Delacourt nació en Valenciennes en 1960. Tras dedicarse con éxito al mundo de la publicidad, a los cincuenta años publicó su primera novela, L’écrivain de la famille, obra autobiográfica que vendió 120000 ejemplares y recibió varios premios. Posteriormente, cosechó un inmenso éxito gracias a La lista de mis deseos (2012) con más de 1500000 ejemplares vendidos, publicada en 35 países y con una adaptación teatral y otra cinematográfica. En España se ha publicado también Las cuatro estaciones del amor (2015), Bailar al borde del abismo (2018) y La mujer que no envejecía (2021).