ARTE (LITERATURA) | CIENCIA | PEDAGOGÍA
CAPITULO XVI. COMPARTIENDO UN SENTIR POÉTICO. ENCUENTROS ENTRE GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER Y LUIS CERNUDA. LAS COSAS QUE TE HACE PENSAR EL ARTE
Por
Ceres Adriana García-Baquero Velasco
Post #19

CAPÍTULO XXIV. LAS COSAS QUE TE HACE SENTIR Y PENSAR EL ARTE.

COMPARTIENDO UN SENTIR POÉTICO. ENCUENTROS ENTRE GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER Y LUIS CERNUDA.

Hoy le propongo un poco de arte escrito, de literatura, un poco de poesía. Le invito a que se sumerja en la lectura detenida de dos poemas y quizás, como «un insolente sol», le desvelen pensamientos, le descubran certezas, le lleven a otras conexiones y le rememore sonidos con notas que suenan a un viejo conocido.

En esta ocasión se trata de Gustavo Adolfo Bécquer y de su Rima LXVI, pero también se trata del poema Donde habite el olvido de Luis Cernuda.

 

                              RIMA LXVI

                              (Bécquer)

¿De dónde vengo?... El más horrible y áspero

de los senderos busca;

las huellas de unos pies ensangrentados

sobre la roca dura;

los despojos de un alma hecha jirones

en las zarzas agudas,

te dirán el camino

que conduce a mi cuna.

 

¿Adónde voy? El más sombrío y triste

de los páramos cruza,

valle de eternas nieves y de eternas

melancólicas brumas;

en donde esté una piedra solitaria

sin inscripción alguna,

donde habite el olvido,

allí estará mi tumba.

 

 

                                 DONDE HABITE EL OLVIDO

                                                (Cernuda)

Donde habite el olvido,

En los vastos jardines sin aurora;

Donde yo sólo sea

Memoria de una piedra sepultada entre ortigas

Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

Donde mi nombre deje

Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,

Donde el deseo no exista.

 

En esa gran región donde el amor, ángel terrible,

No esconda como acero

En mi pecho su ala,

Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.

 

Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,

Sometiendo a otra vida su vida,

Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.

 

Donde penas y dichas no sean más que nombres,

Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;

Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,

Disuelto en niebla, ausencia,

Ausencia leve como carne de niño.

 

Allá, allá lejos;

Donde habite el olvido.

 

Poner en relación estos dos textos que pertenecen al género lírico no es accidental, sino que, muy al contrario, es oportuno. Es oportuno, no sólo por la evidente conexión que se establece entre ambos poemas, que parecen formar parte de un diálogo que cruza horizontes temporales, sino también, por enfrentar dos pensamientos que parecen dialogar, aun perteneciendo a épocas distintas donde la poesía funciona como máquina del tiempo, que permite el encuentro entre estos dos poetas interesados por temas que pasan del amor a la angustia, de la esperanza al desasosiego.

Tanto Bécquer como Cernuda reflejarán esa soledad que llega al contemplar un presente que apunta a un futuro incierto, inhóspito tal cual páramo desierto.

En el caso de Bécquer, este desasosiego lo empuja de la vida a la muerte, de la esperanza a la desesperanza, quien recreará así un pensamiento compartido por sus coetáneos y que parte desde su yo poético como un lamento, a veces como un susurro secreto, tomando estos estados anímicos como excusa para tratar sobre cuestiones que quedan abiertas.

Parece que Bécquer (Gustavo Adolfo Bécquer [Sevilla, 1836 – Madrid, 1870]), poeta sevillano que marcha a Madrid para hacerse un nombre en el mundo literario, concebía su obra tal como un boceto inacabado, identificándose así su estilo como «la estética del borrador» (Luis Caparrós Esperante:1997), tratando con la palabra como si esta fuese el pincel que recrea un pensamiento que no entra ni siquiera entre líneas.

Su Rima LXVI, que encuentra eco en el poema de Cernuda, pertenece al grupo de rimas del desasosiego y la tristeza. No se sabe si su numeración se corresponde con la asignada por el poeta del manuscrito original de las Rimas. Este manuscrito se extravió debido al tumulto originado por el movimiento revolucionario que destronó a Isabel II (reina de España en aquellos tiempos) o, si más bien, fue una numeración impostada por decisión del grupo de amigos, que tras su muerte quiso inmortalizar al genio romántico reuniendo sus poemas en la obra que sería publicada en 1871.

A esta rima se le unirán otras ordenadas por temática, en los siguientes cuatro bloques, empezando por el de teoría poética (rimas I, XI, XXI), amor esperanzado (rimas XII-XXIX), amor desesperanzado (rimas XXX-LI), angustia nocturna y el cuarto de soledad y muerte (rimas LII-LXXIX), en un recopilatorio, adoptando la forma de cancionero, cuya disposición parece presentar el diario íntimo del poeta.

Rodríguez Correa, al establecer esta ordenación de las rimas, está escribiendo una primera biografía de Gustavo Adolfo Bécquer dando quizás una imagen subjetiva que ha perdurado hasta nuestros días del que pudo ser el verdadero sentir poético de Bécquer.

Se cree que cuando Bécquer escribe esta rima LXVI que incluiría en su obra titulada Libro de los gorriones, a pesar de mostrar cierto tono pesimista, coincide con el periodo previo a su partida a Madrid, que contrario a lo que puede parecer fue la época que se corresponde con «un estado de idealidad» puesto que «Es joven y aspira a hacerse un nombre en el panorama literario español» (Soraya Sádaba:2020) aunque su época más prolífera será posterior, es decir, la de su primera etapa viviendo en Madrid (1859 – 1860) tanto por su creación literaria en prosa como en verso manteniendo ese espíritu anterior a su llegada a la capital, ilusionado con un futuro en las letras.

Así en Bécquer encontramos la contradicción del hombre romántico de la época. No escapa a ese tiempo prefigurado como el alma solitaria que se enfrenta a un mar tumultuoso magistralmente representado en Der Wanderer über dem Neblmeer (Caminante sobre el mar de nubes) obra del pintor alemán Friedrich (Caspar David Friedrich, 1774-1840) y que trae a la memoria sonora, inevitablemente, la ópera El holandés errante (1841) de Richard Wagner. Un alma que encierra en sí mismo una fuerza comparable a la que encierra la naturaleza.

Este será el sentir de la época romántica que presentará unos rasgos comunes en la Europa de final del siglo XIX desde Alemania, Inglaterra o Francia tocando, en un tiempo algo más tardío, a la sociedad española.

Hay quienes apuntan que Bécquer bebió de la poesía alemana encontrando conexiones con la obra de Heine, sin embargo, otros pondrán en cuestión estas conexiones (Barja:1924, páginas 452-453). Lo que parece indudable es la presencia de encuentros en las obras de artistas, escritores y pensadores que compartían las preocupaciones propias de su tiempo, quienes padecieron las crisis políticas, sociales y económicas de aquellos años en la Europa que vería nacer las vanguardias donde, posteriormente, Cernuda gestaría su obra.

Y es este autor, Cernuda, quien apuntará a Bécquer como el representante del arranque de la poesía moderna española otorgándole «un papel equivalente al de Garcilaso en nuestra poesía clásica, el de crear una nueva tradición que llega a sus desencadenantes» (Derek Harris: 2020, p.  97)

En este diálogo lírico atemporal, Cernuda toma la palabra, es más toma ese último verso con el que Bécquer cierra su pensamiento expuesto como un susurro que trae el viento y que nos cuenta cómo se siente el hombre de su época; una época, es más, un movimiento artístico que en España durará lo que dura el Sueño de una noche de verano (obra de Williams Shakespeare)

Entorno a la existencia o no de este periodo en España se darán posturas opuestas, siendo un tema polémico, entre las cuales incluso encontraremos a autores como Peers (1973) que dudarán sobre la existencia de este movimiento en nuestro país. Hay quien lo sitúa entre los años 1834, coincidiendo con la publicación de La conjuración de Venecia de Francisco Martínez de la Rosa y 1844, con la obra teatral de Don Juan Tenorio de José Zorrilla.

Desde el punto de vista histórico este período coincidirá con la primera guerra carlista (1833-1840), así, nuevamente, encontramos similitudes, aunque salvando las distancias, entre Cernuda y Bécquer por estar ambos inmersos en una sociedad española revuelta a nivel político, social, económico, presente en las representaciones artísticas y literarias que reflejan estos tiempos tumultuosos marcados por estados tormentosos, desalentados, que buscan trascender la materia pero a la vez se conectan con la realidad en la que se hayan inmersos.

Este atisbo de realismo será un rasgo sobresaliente en Bécquer que lo distingue de otros románticos de su época y que se empieza a vislumbrar en su creación literaria, donde el estilo romántico, más que como un grito cargado de patetismo que nace de los sentidos desgarrados e identificado con el Sturm und Drang, en alemán para tormenta e ímpetu (nombre que recibirá el movimiento alemán con el que da comienzo el Romanticismo europeo en Alemania entre 1770 y 1780 d. C.), se siente como un susurro becqueriano.

Cernuda (Sevilla, 1902- Ciudad de México, 1963) será un poeta de principios del siglo XX interesado en la obra de Bécquer que vería nacer tiempos de vanguardia y que llegará a ser considerado como uno de los representantes del movimiento literario español conocido como la Generación del 27.

Ambos autores trataron sobre la vida y sobre la muerte, contraponiendo, recurriendo a la antítesis más claramente presente en Bécquer. La presencia de metáforas en ambos autores no pasa desapercibida. La voz lírica en Bécquer, así como en Luis Cernuda, se plantea las grandes cuestiones que atormentaba a los románticos del siglo XIX, atormentó a los vanguardistas del siglo XX y sigue inquietando, desde tiempos inmemoriales, al ser humano.

El poeta pregunta como si la que hablase fuese su voz interior o quizás pone voz al lector y responde, finalmente, a su interlocutor (el tú implícito) cerrando su rima, contraponiendo cuna-tumba, ensombreciendo el significado asociado a la palabra cuna con la fuerza de la palabra tumba, ejemplo al que recurrirá Dámaso Alonso para afirmar que en poesía el sonido tiene su propia significación y así queda oscurecida la palabra cuna por su asociación a la palabra tumba.

De esta forma, Bécquer nos presenta su angustia existencial, en la que la vida se presenta como un camino incierto donde el hombre, tal como Homo Viator (caminante), que recuerda a un Calderón de la Barca en La vida es sueño, alcanza su destino en la muerte, y aún peor, en el olvido,

«en donde esté una piedra solitaria

sin inscripción alguna,

donde habite el olvido,

allí estará mi tumba.»

 

Cernuda contrapone al planteamiento de Bécquer la idea del retorno a la cuna, así concluye su poema con un destino donde se sentirá libre, donde quedará disuelto en nieva, ausencia, 

«Ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;

Donde habite el olvido.»

 

Retoma la idea de la piedra sin nombre, con la que concluye Bécquer su Rima para pasar de la tumba a la cuna y aunque pueda dar la impresión de un pensamiento optimista, está cargado de melancolía,

«Donde yo sólo sea

Memoria de una piedra sepultada entre ortigas»


Bécquer, elude hablar sobre su estado, de este modo da fuerza a la idea del caminante que está de paso, que no toma asiento, sino que sufre los sinsabores de la vida que le arrastran finalmente al olvido. De algún modo, se enfrenta a, y así también lleva al lector a plantearse, cuestiones metafísicas e intenta responder a la gran pregunta que sobrevuela al verso sobre qué sentido tiene la vida.

Esta pregunta también está en el poema de Cernuda, aunque en este se cierra más su significado y deja menos espacio a la duda. La voz poética se presenta como quien tiene la firme convicción de que no puede escapar a un destino, por otro lado, anhelado, que le permitirá por fin ser libre de las cadenas del amor.

No tan clara como en la Rima de Bécquer queda la estructura del poema de Cernuda. Mientras que en el primero se diferencian claramente dos partes que coinciden además con las dos estrofas, en el caso de Cernuda, de verso libre, no se identifica contraposición de ideas sino una sucesión de argumentos que van suavizando el tono desde lo más dramático y desolado desde «los vastos jardines sin aurora» a un «Disuelto en niebla, ausencia» con una sucesión de versos que cierran el poema tal como lo empiezan con su «Donde habite el olvido».

Bécquer presenta su característica estructura dual, antitética, donde enfrenta una primera estrofa que abre en el primer verso con la pregunta «¿De dónde vengo?» a una segunda estrofa que se abre también con una pregunta «¿A dónde voy?» presentando una estructura externa simétrica que refuerza la dualidad interna del poema.

En cuanto a la tipología textual se puede decir que la Rima de Bécquer es un poema lírico, y más concretamente, es una silva arromanzada, con una clara rima asonante (rima paroxítona o llana) en sus versos pares, quedando los versos impares sueltos, cuyas dos estrofas con estructura externa simétrica, constituidas por ocho versos cada una, mezclando endecasílabos con heptasílabos, refuerza la dualidad interna que existe en el poema.

Los motivos literarios asociados al romanticismo están presentes en ejemplos como «de los páramos cruza, (v. 10) valle de eternas nieves y de eternas (v.11) melancólicas brumas; (v. 12)», donde se expresa la alegoría paisajística animada, o en la figura emulada del Homo Viator, caminante sombrío por la vida como camino.

Consigue cohesionar ambas estrofas a través del paralelismo sintáctico presente en el comienzo de cada una con las interrogantes lanzadas, quedando abierta la primera con la presencia del punto suspensivo con una segunda retórica puesto que la respuesta ya está dada.

Así, mientras que Bécquer recurre a una construcción formal, todavía atada a la métrica, en Cernuda se presenta un texto que también pertenece al género literario y a la poesía, de la rima suelta, constituido por 22 versos de estilo libre.

Cernuda comienza su poesía con el penúltimo verso de Bécquer, «donde habite el olvido» (v.15) donde retoma la temática como el que recoge la alternativa desde el lugar donde la dejó el poeta romántico, allá donde habita el olvido, para rodear la cuestión que ambos tratan.

El poema de Cernuda consigue su sonoridad y ritmo apoyándose en el uso de figuras literarias de las que se pueden citar, entre otras, la repetición de elementos y contraposición de «Sometiendo a otra vida su vida» (v. 14) o «Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.» (v.15). También paralelismos entre los versos «donde habite el olvido» y «donde mi nombre deje» (v. 6).

Luis Cernuda, poeta también sevillano que sufrirá el exilio político, con un aparente tono optimista, presenta un verso libre propio de la vanguardia de su época a través del cual evoca pensamientos y sentimientos encontrados. Así, un pretendido tono optimista, se cierra en círculo para caer en un pensamiento melancólico que sigue tratando sobre la vieja cuestión del amor, conectando de este modo vida y muerte, presentando numerosos gestos a la obra de Bécquer con ese sentido ángel de amor también presente.

Las cosas que te hace sentir y pensar el arte.

 


Por Ceres Adriana García-Baquero Velasco.

Pedagoga, Lda. en Ciencias de la Educación (Universidad de Sevilla), Gda. en Bellas Artes y postgraduada en Historia del Arte.

Experta en Gestión del Patrimonio y la cultura (Universidad de Sevilla).

Docente, artista visual y redactora de contenidos en diversos medios de divulgación científica y cultural.

Puedes dejar tu comentario aquí o escribirme a: ceresgbv@hotmail.com


Imagen: 

Caminando sobre las nubes, 1818 de Johann Emmanuel Bremer. Óleo sobre lienzo, 94,8 x 74,8 cm. Museo Hamburger Kunsthalle. Tomada de Wikipedia y disponible en línea en: https://es.wikipedia.org/wiki/El_caminante_sobre_el_mar_de_nubes#/media/Archivo:Caspar_David_Friedrich_-_Wanderer_above_the_sea_of_fog.jpg

Referencias:

Barja, Cesar (1924). Barja, Libros y Autores Modernos, 1924, páginas. Madrid, Edita Sucesores de Rivadeneyra.

Caparrós Esperante, Luis (1997). Bécquer. Estética del Borrador. Bulletin hispanique Vol. 99 Núm. 2 Pág. 437-456

Díez Taboada, Juan M. (2016). La ordenación de las "Rimas" de Gustavo A. Bécquer. Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2016. Recuperado de: http://www.cervantesvirtual.com/nd/ark:/59851/bmcf78c5

Harris, Derek y Maristany, Luis. Obra completa, vol. 2, eds. Siruela, Madrid, 2002.

Roldan Pérez, Antonio (2016). La edición de las Rimas de Bécquer. Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Recuperado de: http://www.cervantesvirtual.com/nd/ark:/59851/bmc418z1

Rubio Jiménez, Jesús (2020). Gustavo Adólfo Bécquer. Presentación. [Cervantes Virtual.com]. Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Recuperado de: http://www.cervantesvirtual.com/portales/gustavo_adolfo_becquer/presentacion/

Sádaba, Soraya (2020). Biografía de Gustavo Adolfo Bécquer. Bécquer: la poesía hecha palabra [Cervantes Virtual.com]. Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Recuperado de: http://cervantesvirtual.com/portales/gustavo_adolfo_becquer/autor_biografia/

 

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