EMMA OZORES Y RUBEN TORRES
El último que apague la luz es una obra que explora de manera divertida y reflexiva el papel de los celos en las relaciones de pareja, el impacto de ser excesivamente encantador, y cómo el deseo de enamorar a alguien puede llevarnos a fingir ser lo que no somos. A través de situaciones cotidianas como los primeros días de unos padres con su bebé en casa, la monotonía en la pareja, y las fórmulas para mantener la chispa, la obra invita a reflexionar sobre las complejidades del amor y las relaciones humanas.
La imaginación del público juega un papel esencial, ya que los actores nos guían a través de escenas que involucran elementos que cobran vida solo a través de la mente del espectador: muñecos, objetos cotidianos como un cigarro, un periódico o un biberón, y momentos de comedia improvisada que mantienen el ritmo y la atención del público. A lo largo de la obra, los actores nos hacen partícipes de su arte, invitándonos a interactuar con ellos, creando momentos de humor y sorpresa. Además, se plantea una reflexión sobre las diferencias entre el pasado y el presente, no solo en cuanto a la vida cotidiana, sino también sobre cómo se hacía teatro en épocas antiguas, desde los griegos hasta hoy, ilustrado con alegorías que el público puede entender y disfrutar. Esta obra es, al final, una celebración del teatro, de la historia del arte dramático, y de la risa como herramienta de reflexión y cultura.