Cristina Lama (Sevilla, 1977) desarrolla un universo pictórico singular que transita entre la figuración y la abstracción. En sus obras figurativas construye composiciones de carácter escenográfico, mientras que en las abstractas el lenguaje se articula a través de manchas de color, donde la pintura se manifiesta como materia y gesto.
Su trabajo se caracteriza por la intensidad expresiva y la inmediatez del trazo. Lama pinta con óleo fresco, aplicando grandes cantidades de material en cada pincelada, priorizando la acción y el proceso pictórico sobre cualquier norma compositiva o perspectiva tradicional. Las figuras, cuando aparecen, se sitúan al mismo nivel que el fondo o incluso prescinden de él, diluyendo la jerarquía entre forma y espacio.
En este sentido, los elementos representados quedan subordinados a la verdadera esencia de su obra: la pintura entendida como acto, como experiencia física y emocional. Su trayectoria ha sido presentada en destacados centros de arte contemporáneo y galerías internacionales, consolidando una práctica pictórica coherente, enérgica y profundamente personal.