Con la nueva versión del DSM (DSM 5) encontramos la incorporación del llamado trastorno de atracones como una nueva patología dentro del apartado “trastornos de la conducta alimentaria y de la ingesta de alimentos”. Ya en la DSM IV se hablaba de este fenómeno, pero se consideraba un trastorno de la conducta alimentaria no especificado (TACNE). Ha sido en 2013 cuando la American Psychiatric Association ha establecido los criterios específicos del llamado trastorno de atracones, o en inglés conocido como “Binge Eating Disorder” (BED) como una categoría diagnóstica concreta.

Las características que se señalan de esta patología son principalmente episodios recurrentes de atracones. Cuando hacemos referencia a un atracón en DSM 5 estamos hablando de la ingesta de una cantidad de alimentos que es claramente superior al que la mayoría de las personas ingerirían en una población normal en un período similar en circunstancias parecidas y en un periodo de tiempo concreto. Además, esta ingesta debe ir acompañada de sensación de falta de control.

Estos atracones difieren de los que encontramos en otros problemas de salud, como por ejemplo en obesidad. En los pacientes que sufren Obesidad es habitual encontrar atracones que incluyen una menor cantidad de comida, pero tienen lugar en más ocasiones a lo largo de un día (Lameiras, M y Failde, J.M; 2000).

El trastorno de atracones o los atracones en otros problemas de salud están cobrando cada vez más importancia y valor reconociéndose como un trastorno alimentario muy común en la población con una prevalencia que se prevé que aumente en los próximos años al disponer de mayores conocimientos para su diagnóstico. La forma de abordar este tipo de alteraciones de la conducta alimentaria es mediante el trabajo interdisciplinar, donde se contemple tanto la psicología como la nutrición, con el objetivo de realizar un tratamiento lo más completo y exitoso posible.

Cristina Andrades Ramírez

Psicóloga Sanitaria de Norte Salud Nutrición